"LOS PUEBLOS DE LA MARINA AGRADECEN A TRINITARIO GONZÁLEZ DE QUIJANO SU ACTITUD ANTE EL CÓLERA DE 1854",
por Miguel Guardiola Fuster
Cronista oficial de La Nucía
Miembro correspondiente de la Academia de Cultura Valenciana
El 9 de agosto de 1854, en Alicante, se manifestaban los primeros casos de cólera morbo, enfermedad que se transmite por el agua y alimentos contaminados. Una semana después, el 16 de agosto, era nombrado Gobernador civil de Alicante el progresista don Trinitario María González de Quijano, originario del País Vasco, que contaba por entonces con 46 años de edad.
El cólera morbo causaba en pocas horas la muerte a los infectados. La población se refugiaba en los pueblos vecinos creyendo que estarían a salvo, pero pronto la enfermedad se extendió a toda la provincia. De los 11.000 habitantes de la ciudad, enfermaron 6.000, y durante los 47 días que duró la enfermedad fueron enterrados 1.964.
A finales de agosto, el Gobernador dictó órdenes para atajar la enfermedad y mejorar la asistencia a los enfermos; entre otras serían sancionados y castigados los especuladores de alimentos. Quijano notificó al obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante la huída de la ciudad de los sacerdotes y le instó a que les obligará a regresar a la ciudad para ayudar y reconfortar a los coléricos. Se reunió con los médicos para planificar la asistencia médica de los afectados, aportando dinero de su peculio particular para comprar alimentos a las familias más necesitadas. Publicó un edicto obligando a fabricar horchata de arroz día y noche para los enfermos. Mandó despachar recetas gratis de medicamentos, y concedió ayudas económicas de tres reales diarios a los pobres de solemnidad. Organizó una procesión en rogativa con la Santa Faz, y una fiesta popular con suelta de vaquillas y conciertos para distraer a la población. Todo ello mientras acudía a visitar a los enfermos, muriendo algunos de ellos en sus brazos.
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Trinitario González de Quijano |
Visitó a lomos de su caballo, San Juan, Muchamiel, la Santa Faz, Benimagrell, el campo de Elche. Alcoy Ibi, Cocentaina, Muro, sin descuidar a los enfermos de la capital. Por su abnegada y piadosa labor, el 5 de septiembre, Isabel II le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica: “Con motivo de la epidemia que aflige a los pueblos de la costa de su demarcación vengo en concederles la Gran Cruz de la real orden de Isabel la Católica”.
Numerosas felicitaciones de pueblos de toda la provincia recibió el gobernador:
La de Sella decía: “M.I.S. La gratitud de este pueblo hacia su persona no tiene límites, Ilmo. Sr., porque V.S. ha salvado la provincia en el terrible conflicto en el que se encuentra, por un impulso de generoso desprendimiento de su vida que todos los días expone en su humanidad doliente. Digno es también de gratitud el Gobierno de S.M. por el actual nombramiento de gobernador de esta provincia, y por la pequeña recompensa dispensada á tan brillantes servicios, concediéndole la gran Cruz de Isabel la Católica. V.S. se servirá aceptar los respetos de este ayuntamiento, cura párroco y Junta de Sanidad que dirigen fervientes votos al cielo por la preciosa vida del padre de esta provincia. Sella, 10 de septiembre de 1854. El alcalde, Antonio Ginés. El teniente de alcalde, José Cerdá. El segundo teniente de alcalde, Vicente Soler. El regidor, Francisco Nadal. Los vocales de la junta de Sanidad, Agustín Ortiz. Crisóstomo Rubio, médico. El teniente cura, Vicente Navarro. El regidor Síndico, Francisco Alemañ. Salvador Cerdá. Vicente Bau, cirujano. Por los concejales que no saben firmar, y de su orden, José Saval, secretario. M.I.S. Gobernador Civil de la provincia de Alicante”.
Orxeta mandó el siguiente texto: “M.I.S. Loor al Gobierno de V.M. que nos ha dado en V.S. un tierno y solícito padre! ¡Prosperidad eterna hacia la persona de V.S. que ha sabido curar tantas heridas, haciendo desaparecer con su heroico ejemplo los cordones sanitarios que ahogaban la producción, sembrando la miseria! Dígnese V.S. recibir esta expresión de respeto y gratitud del ayuntamiento constitucional, cura párroco y junta de Sanidad de esta villa, que llenos de admiración hacia su persona, eleva votos para la conservación de tan preciosa vida, y le felicitan por la condecoración que, como pequeña muestra de tan señalados servicios, acaba de concederle el gobierno de S.M. Orcheta, 10 de setiembre de 1854. El alcalde, Nazario Ferrándiz. José Navarro, cura. Ramón Escrich, vocal. El Síndico, Gaspar Sellés. Francisco Llorca, vocal de la junta. Vicente García, cirujano vocal. Nazario Sellés, vocal. Por el teniente de Alcalde y demás regidores que no saben firmar. Gregorio Llorca, Secretario interino. M.I.S. Gobernador civil de la provincia de Alicante.
La Vila Joiosa, con 800 víctimas del cólera, remitió esta carta: “M.I.S. Nunca bendeciremos al Gobierno que tan feliz inspiración tuvo al confiar a V.S. el mando de esta provincia en tan supremos momentos; nunca podrá reconocer ese mismo gobierno los especiales y provechosos servicios que V.S. ha prestado; y por los cuales el país entero le aclama como su salvador, así como tampoco podremos agradecer bastante ni siquiera enumerarlo, cuánto ha habido de grande y beneficioso en las disposiciones y proceder personal de la dignísima autoridad ante la que con la mayor efusión recurrimos humildemente en este día. La terrible enfermedad del cólera diezmaba algunos pueblos, V.S. se presenta de repente, y comprendiendo el principal y necesario remedio, contiene y disipa el pavor, visita los hospitales, pasa las horas en las casas de los pobres y a la cabecera de los enfermos, curando a estos y repartiendo socorros a los menesterosos. Tal perspectiva reanima la moral abatida, acalla bastardas intenciones, para dar lugar solo al coro del pueblo entero, que con entusiasmo aclama al Gobernador, al mismo tiempo que con fervor dirige sus plegarias al Eterno pidiendo por la salud y conservación del que mira como su enviado a la tierra. Dios guarde a V.S. muchos años. Villajoyosa, 11 de setiembre de 1854. El Alcalde, Juan Bautista Samper. Francisco Esquerdo, Presbítero. Jaime González y Jacinto Galiana, vicario. Gaspar Segura. Juan Zaragoza, Presbítero. Francisco Lanusa. Jaime Ruíz. Miguel Furió. Ignacio Llorente. José Nogueroles. Felipe Llinares. Juan Linares. Nicolás Barber. Juan Antonio Miguel, de Torregrosa, Presbítero. José López y Pérez. Antonio Lloret. M.I. Sr. Gobernador civil de la provincia de Alicante”.
El pueblo de La Nucia envió este mensaje: “M.I.S. ¿Quién no admira tantos rasgos de heroísmo prestados por V.S. en la capital de esta provincia, desde que pisó su suelo, sin arredrarle los mayores peligros y compromisos? ¿Quién como V.S. después de dejarse esta en el mejor estado posible, vuela como el rayo a dar consuelo a los afligidos e industriosos alcoyanos? Tantos sacrificios no podían ser desapercibidos por el magnánimo corazón de S.M., y al leer esta corporación la distinción con que le han honrado, no ha podido menos de demostrar á V.S. su satisfacción. Dios guarde a V.S. muchos años. Nucia, 12 de setiempre de 1854. El presidente, no sabe escribir. El Alcalde segundo, Antonio Timoné. Regidores, Antonio Ivorra. Por los demás señores que no saben escribir, y de su orden, Mariano Cano, Secretario. M.I. Sr. Gobernador civil de la provincia de Alicante”.
Polop mandó este escrito: “M.I.S. El ayuntamiento de la villa de Polop ha sido testigo del brillante comportamiento de V.S. en las aflictivas circunstancias de que han sido teatro, durante la invasión de la enfermedad reinante, esa capital y otros pueblos de la provincia de su mando, y faltarán a su deber si llenos de gratitud no acudieran a V.S. a darle una prueba de reconocimiento por los resultados benéficos que han dado a sus sabias disposiciones. Al felicitar á V.S. a la vez con sus compatriotas, deben hacer mención de la distinción con que le ha honrado S.M., como recompensa de sus trabajos, y, que los que suscriben nada encontrarían digno y capaz de remunerar los importantísimos servicios; ven en el honor de que V.S. ha sido objeto la voluntad de S.M. y esto les merece el mayor respeto porque dimana del solio de nuestra Reina. El cielo dilatados años la importante v ida de V.S. para bien de sus administrados. Polop, 12 de setiembre de 1854. El Alcalde, Francisco Orts. El Regidor, Francisco Navarro. El Regidor, Joaquín Calbo. El Regidor, Francisco Blat. José Grau. Por los demás Señores que no saben firmar, Francisco Linares, Srio. M.I. Gobernador civil de la provincia de Alicante.
Benidorm manifestó su pláceme en estas letras: “M.S.I. Por todas partes se ha visto a V.S. el primero en el ejemplo a acudir donde el peligro era más inminente, visitar y consolar al enfermo, proporcionar recursos, organizar el más completo servicio sanitario, destruir las preocupaciones vulgares, luchar en fin cual fuerte atleta en beneficio de la humanidad doliente. Tantos y tan raros sacrificios, merecían una recompensa, y los pueblos han visto con satisfacción la honrosa distinción concedida a V.S. por el gobierno de S.M., digna y aceptable por emanar de nuestra augusta Reina, pero no cumplida para los que, en su delirante entusiasmo, nada encuentran bastante tantos y tan grandes sacrificios. La triste situación producida por el cruel azote, complicada por el aislamiento de los pueblos, la incomunicación, y la consiguiente escasez de recursos, junto con las complicaciones políticas, todo ha desaparecido por encanto a la presencia de V.S., que uniendo a una caridad sin límites una prudencia consumada, ha sabido destruir las preocupaciones infundadas y consolidar una situación política fuerte, con el apoyo de todos los hombres honrados. Este pueblo bendice al gobierno que acertó a nombrar para esta provincia la mejor de las autoridades, y felicitan a V.S. por la honrosa condecoración con que ha sido agraciado. Benidorm, 12 de setiembre de 1854. El alcalde, Juan B. Rusafa. El teniente, Francisco Llorca. Cosme Fuster. Macsimilano Orts. Vicente Vives. Gerónimo Cortés. Gaspar Ors. Ventura Font. Manuel Lanuza. José Lorca Srio. Pedro Ortuño. Pedro Climent, Pbro. Pascual Ivorra, vicario. Manuel Llorca, Pbro. Vicente Campañ, Pbro. Rafael Domenech. Francisco de Paula Orts. José Barcelí Vives. Antonio Orts.”
De Altea recibieron el siguiente escrito:”M.I.S. El Ayuntamiento, Clero y Junta de Sanidad de la villa de Altea acuden a V.S. llenos del más profundo reconocimiento por los incalculables beneficios de que lo es deudora la Provincia toda, y al cumplir los deberes que inspira la gratitud no pueden menos de rendir homenaje a esa abnegación sin ejemplo, tan pública en V.S., sacrificándose por la salud de nuestros hermanos, arrancando de los brazos de la muerte innumerables víctimas que hubieran sin duda sucumbido sin su amparo. Dios guarde a V.S. muchos años. Altea, 12 de setiembre de 1854. El alcalde, José Ignacio Barber. El segundo, Pedro Juan Rostoll. El tercer alcalde, Pedro Beneyto. Matías Riera. Bernardo Muñoz. Por los que no saben firmar, de su orden, Joaquín Barber, secretario. Manuel Martínez, Pedro Martínez. José Vidal, Pbro. Miguel Martínez, Pbro. Juan Martínez Pbro. José Ivañez, Pbro. Andrés Zaragosí, Pbro. Vicario. Mariano Borja, Pbro. Salvador Thous, Pbro.”
L´Alfàs felicitó con la siguiente misiva: “M.I.S. Si en todas las épocas los pueblos han tributado un homenaje de gratitud a los que elevándose sobre el móvil de los otros muestran un alma elevada y de heroico temple, con mayor razón ahora en que á la vista del peligro y en presencia de los hechos pueden apreciar en todo su valor el infatigable celo, la prodigiosa y fecunda actividad con las demás relevantes dotes que enaltecen y honran a V.S. No hay recompensa bastante para remunerar los rasgos de abnegación y filantropía que V.S. practica cada momento, pero Dios, que se complace en oír a los humildes, no desatenderá los votos y plegarias de los que, postrados en el lecho del dolor, piden con fervoroso acento y abundantes lágrimas el premio merecido por tantos sacrificios, tanto desinterés y tan noble ejemplo. La provincia toda ha visto con satisfacción la justa y merecida gracia con la que le ha condecorado el Gobierno de S.M. (Q.D.G.) y por ello felicita a V.S. a quien se envanece de tener por primera autoridad. Dígnese V.S. aceptar la sincera manifestación de los sentimientos que animan a este vecindario, que hacen fervientes votos por la preciosa vida de V.S. de los que tienen el honor de ser fieles intérpretes los que suscriben. Alfaz, 12 de setiembre de 1854. Diego Asnar, Francisco Ferrer, Miguel Such. Por ausencia del Secretario y de órden de los señores del Ayuntamiento, Francisco de P. Orts. Junta de Beneficencia y Sanidad. Roque Devesa. José Vicente Domenech, vicario. M.I.S. Gobernador de la provincia de Alicante.”
Relleu dirigió esta nota: “M.I.S. La municipalidad de esta villa, cura párroco y su junta de Sanidad, llenos de reconocimiento por los numerosos beneficios que V.S. está dispensando á la provincia en la terrible crisis que esperimenta, no pueden menos que unir sus votos a los miles de desgraciados que deben su ecsistencia a los solícitos cuidados de V.S., plegar al cielo le conserve tan preciosa vida para el bien de estos pueblos, dando al propio tiempo las gracias al gobierno de S.M. por la acertada elección de Gobernador de esta provincia, y por la muestra de agrado que manifestó á V.S. al condecorarle con la gran Cruz de Isabel la Católica, cuya condecoración podrá ostentar con orgullo como muestra de un brillante sin ejemplar comportamiento. Dígnese V.S. aceptar los sentimientos de respeto y gratitud del ayuntamiento, cura párroco y junta de Sanidad que suscriben. Relleu, 18 de setiembre de 1854. El alcalde, Vicente Cantó. Juan Cabot. José Soler. Antonio Giner. Geronimo Lloc. José Moltó, Pbro. Por los concejales que no saben firmar, el secretario: Francisco Lledó. M.I.S. Gobernador civil de la provincia de Alicante.”
El 14 de septiembre, cuando la epidemia tocaba a su fin, Quijano, exhausto y agotado, enfermó él mismo de cólera, y en la mañana del 15 espiró a la una y cuarto de la madrugada. Gloría y gratitud a este justo varón.
Un grupo de personas de la ciudad acordó levantar un monumento en recuerdo y gratitud del pueblo a su memoria. Encomendaron el trabajo a Francisco Morell y Gómez, arquitecto municipal de Alicante. La primera piedra se puso el 17 de junio de 1855 y los gastos se sufragaron por suscripción popular. El 16 de septiembre de 1857 se inauguró oficialmente con el traslado de los restos mortales de Quijano. El monumento quedó concluso en 1880 al colocar los elementos decorativos, veintiséis años después de su fallecimiento. El monumento representa alegóricamente las virtudes del fallecido.