EL RETABLO RENACENTISTA DEL CONVENTO
FRANCISCANO DE BENISSA
Francisco Amillo Alegre
1. Introducción histórica.
El convento de los P.P.
Franciscanos de Benissa fue fundado en 1612 con la intención de repoblar la
comarca después de la expulsión definitiva de los moriscos en 1609. Al ser una
época de inseguridad y de continuados ataques de piratas musulmanes en las poblaciones
del litoral, el convento conserva todavía en sus dos fachadas elementos
defensivos, unos matacanes encima de las puertas principales. La villa había
sufrido esos ataques en los siglos anteriores, especialmente el XV y XVI.
Benissa en 1609 estaba
habitado por 210 familias cristianas, lo que equivale a unos 950 o 1.000
habitantes. Se trataba de una población muy superior a la morisca expulsada, 30
familias, unos 135-150 habitantes. En aquellos años el convento estaba fuera de
la población y poseía grandes extensiones de tierra. En el siglo XIX la
desamortización de Mendizabal supuso su supresión y venta en 1835.
Posteriormente al revenderse esas tierras se produjo un recorte de sus antiguos
dominios de manera que bloques de casas y calles actuales se asientan sobre las
antiguas tierras conventuales. En 1888 fue restaurado de nuevo y destinado a
Colegio Seráfico o Seminario Menor según la terminología franciscana. En el
coro hay una pintura que representa la bendición al Hermano León (fot. nº 1) en
la que se puede apreciar el paisaje que se veía desde el convento a principios
del siglo XX. Destaca la sierra de Bernia al fondo.
Fotografía nº 1: San Francisco
bendiciendo al hermano León.
Fotografía nº 2: iglesia de
nave única y capillas laterales.
El convento ha quedado
reducido hoy día fundamentalmente a la iglesia con la capilla de la comunión y
la zona de residencia de los monjes, de la que cabe destacar su pequeño pero
elegante claustro. Primitivamente el convento se denominaba de San Francisco,
pero desde la restauración de 1888 hasta la actualidad se denomina de la
Purísima Concepción.
La iglesia debió empezar a
edificarse al poco tiempo de fundarse el convento, a principios del siglo XVII.
Según consta en una piedra del ángulo derecho de la torre fue consagrada en
1624. Es de planta rectangular, con una única nave y sin crucero (fot. nº 2).
En los laterales hay
capillas entre contrafuertes, una de las cuales da acceso a la Capilla de
Comunión (fot. nº 3). En la parte de los pies hay un coro que se corresponde en
el exterior con una sencilla y hermosa portada: un arco de medio punto flanqueado
por columnas de orden toscano que sostienen un entablamento dórico. Encima una
hornacina flanqueada por pilastras alberga una imagen de la Virgen a la que
está dedicado el convento.
Fotografía nº 3: Capillas
laterales y de la Comunión construidas entre los contrafuertes.
Toda la fachada exterior
muestra unos sillares bien trabajados; la arenisca dorada típica de la zona le
da un color muy peculiar. Toda ella presenta un aspecto austero y sencillo,
dominando las grandes superficies planas sólo interrumpidas por pequeñas
ventanas, la mayor de las cuales corresponde al coro. Muestra por tanto la
influencia de la arquitectura herrerriana que imperaba en España en esa época.
El interior de la Iglesia
está decorado con pinturas relativas todas ellas a santos franciscanos y a la
“Corona Franciscana”. Así en la bóveda hay pinturas del siglo XVIII.
Fotografía nº 4: Pintura de la bóveda del coro.
Fotografía nº 5: Pintura de la bóveda de la cabecera.
Destacan las del coro, con
una representación en la que en el centro está la Coronación de la Virgen (fot.
nº 4) y a su lado Santa Isabel de Hungría, Santa Isabel de Portugal (ambas
terciarias franciscanas), el Beato Duns Scoto y San Pedro de Alcántara. En la
zona de la cabecera la bóveda está decorada con pinturas que siguen una
distribución similar: en el centro el anagrama del Ave María (fot. nº 5)
flanqueado en este caso por los cuatro evangelistas (fot. nº 6 a 9). En los laterales,
encima de los arcos formeros y separados por las pilastras y entablamento
diversas escenas de la “Corona Franciscana”.
Fotografías nº 6 a 9: los Cuatro Evangelistas de la bóveda de
la cabecera
Estas pinturas, juntamente
con las que están en el ábside flanqueando el retablo son del pintor valenciano
José Bellver del Mas, (fot. nº 10
a 12) que fue discípulo de Sorolla y director de la
Academia de Bellas Artes de Valencia; realizo esta obra a principios del siglo
XX.
Fotografía nº 10
Fotografía nº 11
Fotografía nº
12
2. El Retablo
2.1.
Colocación del retablo
Ignoramos qué pasó con el retablo
original que seguramente habría en la iglesia del convento. Durante la Guerra
Civil de 1936-39 dicho convento franciscano fue ocupado por tropas de las
Brigadas Internacionales que convirtieron la iglesia en teatro y sala de baile
y la Capilla de Comunión en bar. Al marcharse los Internacionales el edificio
continuó en poder del ejército republicano que lo destinó a hospital. Cuando la
villa fue ocupada por las tropas de Franco éstas se instalaron también en el
convento y lo utilizaron como cuartel algunos meses.
Pero a partir de julio de 1939 “fue cedido a los religiosos, quienes
tuvieron que trabajar lo indecible para adecentarlo y volverlo al estado
primitivo”, según consta en los archivos del convento.
Las pinturas de la iglesia que
habían sido recubiertas de una ligera mano de cal por las tropas republicanas
resultaron relativamente fáciles de recuperar.
Fotografía nº 13: Retablo.
El retablo de la iglesia
había sido totalmente destruido durante la guerra, siendo imposible su
reconstrucción. Para reemplazarlo no se construyó uno nuevo sino que se instaló
otro (fot. nº 13) procedente del convento de las clarisas de Calatayud. La
explicación de este hecho tan peregrino es sencilla según J. M. Barrachina: las
clarisas habían ocupado después de la desamortización de Mendizabal el antiguo
convento franciscano de Calatayud y estuvieron en él casi un siglo, hasta 1939.
En dicho año “obligadas por motivos urbanos a desalojar el convento” cedieron a
los franciscanos una serie de obras de arte del mismo. La intervención del P.
Fray Manuel Fabregat Morales, máxima autoridad nacional franciscana de la
época, fue decisiva para que esas obras, transportadas en camiones del ejército
franquista, fueran a parar a su pueblo natal: Benissa. Según recogen los
archivos del convento las obras de arte llegaron el 4 de diciembre de 1939. Su
antiguo origen franciscano en Calatayud es fundamental para entender la
iconografía del retablo.
El retablo se sobreelevó
para que estuviese a la altura del coro, que era donde estaban los
seminaristas. Hay por tanto unas columnas toscanas que sostienen un
entablamento dórico dorado (ver fot. nº 2) que no pertenecen al retablo
original. El montaje no debió respetar la estructura original ya que las esculturas
del cuerpo inferior no se corresponden con la inscripción en letras doradas que
hay encima de su hornacina; en la de la izquierda dice que se trata de San Juan
Bautista (“S · IOAN· BAVT”, fot. nº 14) pero la escultura representa a San
Buenaventura. En la casa central del cuerpo inferior figuraba originalmente
“una imagen colosal de San Antonio de Padua” que actualmente está en una
capilla lateral ya que se sustituyó con una imagen de la Purísima Concepción
obra del escultor José María Ponsoda del año 1946.
Fotografía nº 14: imagen de San Buenaventura, aunque una
inscripción dice que es San Juan Bautista, evidenciando los cambios e imágenes.
2.2.
Descripción general.
El retablo, en su
configuración actual, es de estructura sencilla y de pequeñas dimensiones,
aunque de gran belleza y originalidad.
La parte arquitectónica o mazonería es de madera policromada y
dorada y las casas están ocupadas por esculturas y pinturas también con
abundante oro. Según Barrachina es oro mejicano que llegó a Calatayud por obra
del franciscano Fray Manuel Mimbela (1618-1721) obispo de Guadalajara de Méjico.
El retablo no tiene
guardapolvo o polsera. Está formado por una predela, dos cuerpos horizontales y
tres calles verticales, la central más ancha y más alta que las dos laterales,
y rematada con un ático. El exceso de altura que dicho ático provoca se compensa
en las calles laterales con dos pequeñas pilastras pintadas en azul y oro que
están rematadas por esferas estriadas pintadas en rojo y oro. Además la calle
central sobresale más que las otras dos, lo que rompe la monotonía de las
líneas horizontales de cornisas y entablamentos y le da más movimiento y
claroscuro.
El cuerpo inferior es más
alto que el superior y que el ático, lo que implica la ruptura de las
proporciones del clasicismo renacentista. Estas dos características
estilísticas inducen a pensar que se trata de una obra del renacimiento tardío,
más bien manierista, posiblemente perteneciente a la escuela romanista que a
finales del XVI y principios del XVII produce retablos en Aragón. De hecho esta
estructura es muy similar a la del retablo que el aragonés Pedro de Armendía
realizó hacia 1604 para la iglesia de Brea de Aragón, aunque en esta última
obra la decoración con frontones curvos sea mucho más abundante; en el retablo
de Benissa tan sólo hay dos, contra los siete de Brea de Aragón.
Las casas están flanqueadas
por columnas todas ellas iguales, salvo en el tamaño, como ya se ha indicado.
Son estriadas, con basa y de color azul (fot. nº 15, 16 y 17). Lo que varían
son los capiteles que siguen la clásica superposición de órdenes: en el cuerpo
inferior son de orden dórico, jónico en el centro y corintio las dos únicas
columnas del ático.
Fotografía nº 15: columnas con capiteles jónicos
Fotografía nº 16: columnas con capitel dórico
Fotografía
nº 17: capiteles corintios
Fototografía nº 18: querubines en las
metopas
Los entablamentos siguen el mismo
esquema de la superposición: encima del primer cuerpo es dórico con triglifos
dorados y metopas con pinturas de cabecitas aladas de querubines o
ángeles-niños que miran hacia la casa central. (fot. nº 18). La cornisa es
idéntica a la de la predela. El entablamento del segundo cuerpo presenta un
friso dorado liso, con una fina decoración de vegetales estilizados de muy poco
relieve. En el friso que hay encima del ático hay una inscripción: “IAM DIRAM
PATERIS CAR BONE XPE”.
En la parte inferior hay una
predela (fot. nº 19 y 20) que presenta la particularidad de no ser toda seguida
sino que está partida dejando un hueco en la calle central para que lo ocupe la
casa más grande del retablo, que de esta forma aumenta su tamaño ya de por sí
grande y se prolonga por la parte inferior, invadiendo la predela. Dicha
predela está decorada con una serie de pinturas sobre tabla, rodeadas de un
marco dorado, que representan a santos y santas en su mayor parte relacionados
con los franciscanos. Los cuadros se adaptan a la arquitectura del retablo y
así vemos que su anchura varía. Los dos más grandes corresponden a las calles
laterales y los menores al podium de las columnas.
Fotografías nº 19 y 20: Predela o banco de la parte inferior del retablo.
La predela sostiene una
cornisa de color azul en la parte inferior y dorado en la frontal. No sigue una
línea recta sino que, como ya he indicado anteriormente, se quiebra formando
entrantes y salientes: los salientes sostienen las columnas y los entrantes
corresponden a las casas. Es idéntica a la cornisa del primer entablamento,
aunque ésa no está interrumpida en el centro como la de la predela.
Ya se ha indicado que el
primer cuerpo es el más alto. Tan alto que las casas laterales tienen
hornacinas que no las ocupan totalmente. Por ello encima de la hornacina vemos
un frontón curvo (fot. nº 21 y 22) y sobre él un escudo con símbolos
franciscanos. En el resto del retablo las hornacinas de las esculturas y las
pinturas ocupan toda la casa.
Fotografía nº 21: Primer cuerpo, casa izquierda.
Fot. 22: Primer cuerpo, casa derecha.
La parte figurativa del retablo está formado por una serie de
pinturas y esculturas.
a)
Pinturas:
En la predela hay ocho tablas
pintadas que representan otras tantas figuras de santos y santas. Las seis que
están debajo de las columnas son más estrechas y representan figuras en pie que
llenan todo el cuadro. Las otras dos tablas al ser más anchas permiten
desarrollar un paisaje.
Las cuatro imágenes del lado
del evangelio (fot nº 23) representan a los siguientes santos, nombrados de
izquierda a derecha:
·
San Luis, rey de Francia y patrono de la segunda
orden franciscana. Se le representa como rey, con corona, cetro y armiño.
·
Santa Escolástica, hermana de San Benito de Nursia.
Se la representa con hábito negro y arrodillada. A su lado aparece una mesita
cubierta por un paño y sobre ella un libro abierto
·
Santa Inés de Asís, hermana de Santa Clara.
Representada con un hábito blanco que apenas se ve porque un manto negro le
cubre el cuerpo y la cabeza. Sostiene un libro abierto en la mano izquierda y
en la derecha un ramo de azucenas, símbolo de la pureza.
·
Santiago Apóstol, patrono de España. Aparece con la
pluma en la mano y no como el santo guerrero o “matamoros” que aparece en
muchas otras representaciones.
Fotografía nº 23: Pinturas
de la predela, parte del evangelio.
Las cuatro pinturas del lado
de la epístola (fot. nº 24), también de izquierda a derecha son:
·
San Roque, representado al modo tradicional.
·
San Vicente Ferrer, representado con el hábito de
dominico y el brazo levantado sosteniendo un bastón de peregrino como San
Roque.
·
Santa Teresa de Jesús canonizada en 1622 y Doctora
de la Iglesia desde 1627; la fecha de 1622 es importante para determinar la
cronología del retablo.
·
Santa Clara de Asís, fundadora de las clarisas y
contemporánea de San Francisco de Asís, bajo cuya orientación fundó la orden de
las clarisas, del segundo orden franciscano.
Fotografía nº 24: Pinturas
de la predela, parte de la epístola.
En el cuerpo inferior, sobre
los frontones curvos hay dos escudos heráldicos pintados también sobre tabla.
El de la izquierda representa los brazos llagados de Jesús y San Francisco y el
de la derecha el escudo de la orden franciscana.
En el cuerpo superior, en la
calle central hay una pintura sobre lienzo que representa a San Carlos Borromeo
(fot. nº 25), Cardenal Protector y reformador de la orden Franciscana. Fue
canonizado en 1610, lo cual es un dato que hay que tener en cuenta a la hora de
establecer la cronología de la pintura y del retablo.
En el ático o cumbrera hay
una pintura sobre lienzo que representa a San Luis Obispo (fot. nº 17), que
“sustituye, según testigos del montaje de la remesa, a un viejo lienzo de un
crucifijo, desaparecido [...] que llegó con la expedición bilbilitana”.
Fotografía nº 25: San Carlos Borromeo.
b)
Esculturas:
En el cuerpo inferior
hay dos esculturas de madera tallada y policromada; el uso abundante del oro ha
permitido utilizar la técnica del estofado. Ambas presentan una composición
dinámica, acentuando la curvatura del cuerpo. Esta característica, junto al
realismo y al acusado dinamismo y profundidad de los pliegues que presentan,
les confiere un aspecto barroco. A ellas habría que añadir la de San Antonio de
Padua de la capilla lateral, que según testimonio oral de J.M. Barrachina,
ocupaba el lugar central pero fue sustituida por la Inmaculada Concepción por
ser ésta la patrona del templo.
Fotografía nº 26: Talla de
San Buenaventura.
Fotografía nº 27: Talla de
San Jerónimo E.
La talla de la izquierda
corresponde al “Doctor Seráfico” San Buenaventura (fot. nº 26) y como ya se ha
indicado posiblemente ocupa el lugar de una imagen de San Juan Bautista si
hacemos caso a la inscripción que corona la hornacina. San Buenaventura fue un
importante teólogo franciscano, por lo que lleva el hábito de la orden, de la
que fue general; además fue cardenal por lo cual se le representa con la cabeza
cubierta con el capelo cardenalicio. En su mano derecha sostiene una iglesia
para simbolizar su carácter de Doctor de la Iglesia.
A la derecha está la imagen
de San Jerónimo Emiliano (fot. nº 27), santo franciscano que fue nombrado
obispo pero renunció al cargo, por lo que se le representa con la mitra a sus
pies. El escultor quiso resaltar su religiosidad y desprecio de las cosas
materiales mediante la disposición de sus manos y el giro de la cabeza mirando
hacia el cielo.
Fotografía nº 28: San Antonio de Padua.
Fotografía nº 29: deterioro de la escultura de San Antonio.
La imagen de San Antonio de
Padua (fot. nº 28) a la que ya hemos aludido es, desde el punto de vista
artístico, muy similar a las dos anteriores. Como ellas presenta un marcado
realismo en el rostro y en las manos y dinamismo y profundidad en los pliegues.
Pero se diferencia en el tamaño, que era
mucho mayor por su jerarquía y ocupaba toda la casa de la calle central. Hay
que constatar su lamentable estado de conservación: presenta grietas, una de
ellas muy pronunciada, la base está rota (fot. nº 29) y ha perdido en varios
lugares la policromía y el estofado dejando a la vista la pigmentación que
servía de soporte a la policromía. Al igual que en las imágenes anteriores, se
le representa con el hábito franciscano. Sostiene un libro haciendo alusión a
su título de del “Doctor Evangélico”. La iconografía tradicional le representa
abrazando al Niño Jesús, aunque en este caso concreto dicha figura del Niño Jesús
está en pie sobre el libro.
En el cuerpo superior
encontramos dos esculturas en la que el tema permite al autor recrearse más con
los pliegues de los vestidos, de un dinamismo y profundidad mucho más acusado
que en las esculturas del cuerpo inferior donde la representación del hábito
franciscano imponía limitaciones en este sentido. Los pliegues adquieren aquí
unas características casi berninianas y los dorados y el colorido alcanzan
mucho más desarrollo. En ambas los paños tienden a dibujar una forma ovalada.
Al ser la representación de una mujer y un hombre joven el escultor se preocupa
por mostrarnos la belleza humana. La encarnadura es más fina y delicada que en
las esculturas anteriores. Este estilo diferente parece sugerir un origen
distinto para estas dos esculturas. Las dos son del mismo estilo y posiblemente
del mismo autor y resulta muy verosímil la hipótesis de Barrachina de que
proceden de otro grupo escultórico.
Fotografía nº 30: Escultura María Magdalena.
Fotografía nº 31: mutilación escultura anterior.
La escultura de la izquierda
representa posiblemente a María Magdalena (fot. nº 30 y 31). Levanta el brazo
derecho en actitud de sostener u ofrecer algo, pero no podemos afirmarlo con
seguridad porque la escultura está mutilada y le falta la mano. Contrasta el
dinamismo de los pliegues con la actitud del cuerpo más frontal y estática de
lo que suele ser habitual en el barroco; en contraste el gesto de la mano
izquierda es muy expresivo y dinámico.
La escultura de la derecha
representa a San Juan Evangelista (fot. nº 32). Tiene una composición un poco
más dinámica que la anterior: la pierna derecha flexionada y proyectada hacia
delante está más marcada que en la de María Magdalena. La posición de la cabeza
está más girada hacia arriba y hacia la derecha. El escultor ha seguido la iconografía
tradicional y lo ha representado como un hombre joven.
Fotografía nº 32: San Juan Evangelista.
3. Conclusiones.
El caso del retablo del
convento de los Padres Franciscanos de Benissa constituye un caso muy peculiar
en nuestras tierras tanto por su estilo como por las circunstancias que en él
concurren. Que se trata de un retablo aragonés queda confirmado tanto por los
testimonios documentales que proporciona J.M. Barrachina como por el estilo de
su mazonería y de la imaginería.
Su peculiaridad deriva también
del hecho de adaptarlo a un edificio que no era el suyo. Eso explica que al no
coincidir las dimensiones, en 1940 se sobreelevó mediante un sotabanco formado
por columnas y entablamento imitando el estilo del original. Este hecho también
explica que se retirara la imagen original de gran tamaño de San Antonio de
Padua de la calle central y se colocara en una capilla lateral, reservando el
lugar de honor del retablo para la Inmaculada Concepción, bajo cuya advocación
están el templo y el convento.
La temática del retablo, en
su mayor parte, está relacionada con los franciscanos, debido sin duda al hecho
de provenir de un antiguo convento franciscano; eso permitió una adaptación
fácil a toda la temática franciscana de las pinturas que cubren las paredes
laterales, la bóveda y el ábside. De esta forma la unidad del programa
iconográfico del conjunto del templo quedaba asegurada; éste debió ser un
factor que se debió tener en cuenta a la hora de elegir Benissa como
emplazamiento, juntamente con el deseo de favorecer a su pueblo natal que
mostró en 1939 el Definidor Interprovincial P. Fray Manuel Fabregat Morales.
Respecto a la cronología, la
falta de documentos plantea problemas de difícil solución. No tenemos, de
momento, otro medio de datación que el análisis estilístico. Hay que distinguir
entre la mazonería y la parte figurativa; la cronología que se puede atribuir a
la primera es la de finales del XVI, ya que tiene el mismo aspecto que la
mazonería romanista que se hacía en Aragón en ese momento. Respecto a la parte
figurativa hay que tener presente que tenemos dos santos canonizados en el
siglo XVII; por tanto no podían colocarse en los retablos antes de dichas
fechas. Se trata de la pintura de San Carlos Borromeo que fue canonizado en
1610 y la pintura que hay en la predela de Santa Teresa de Jesús que fue
canonizada en 1622. Así pues sabemos que la parte pintada no puede ser anterior
a 1622. En cuanto a las esculturas el aspecto más barroco de las imágenes de
María Magdalena y San Juan sugiere una fecha más tardía que las otras tres.
Se puede apuntar como
hipótesis que el retablo, en su configuración actual, es un montaje realizado a
partir de elementos de distinta época y posiblemente lugares. A falta de
testimonios escritos resulta difícil saber cómo era en su emplazamiento
original en el monasterio de las Clarisas de Calatayud.
BIBLIOGRAFÍA:
·
Borrás Gualis, Gonzalo M. Juan Miguel Orliens y
la escultura romanista en Aragón, Diputación Provincial, Zaragoza, 1980.
·
Barrachina Lapiedra, J.M. Historia de un retablo
(artículo publicado en el libro de fiestas de Benissa, año 1992).
·
Vidal, I. Retablos alicantinos del Barroco,
1990.
APÉNDICE: ESQUEMA DEL RETABLO
·
P: pintura sobre tabla.
·
L: pintura sobre lienzo.
·
E: escultura en madera policromada.
1. San Luis rey de Francia
|
10. San Antonio de Padua. Actualmente Purísima Concepción
|
2. Santa Escolástica
|
11. San Jerónimo Emiliano.
|
3. Santa Inés de Asís
|
12. Escudo llagas de San Francisco.
|
4. Santiago Apóstol
|
13. Escudo orden franciscana.
|
5. San Roque
|
14. Santa María Magdalena
|
6. San Vicente Ferrer
|
15. San Carlos Borromeo
|
7. Santa Teresa de Ávila
|
16. San Juan Evangelista
|
8. Santa Clara
|
17. San Luis Obispo; antes lienzo de crucifijo.
|
9. San Buenaventura
|
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