"UN INSTANTE PARA EL RECUERDO"
(Artículo publicado en la Revista Festes Patronals Mare de Déu de Loreto
25 Agost-8 Septembre 2012 - Duanes de la Mar - Xàbia)
1. Historia de una foto
Durante
el proceso de catalogación del legado documental del cronista Adolfo Salvá y Ballester
(Callosa d’en Sarrià, 1885-1941), hallamos una antigua fotografía, de 11 cm de altura por 15,5 cm de ancho, sobre soporte
de cartón.
La fotografía |
La
fotografía, en un estado estimable de conservación, representa en primer plano
un grupo de personas, 15 hombres, 4 mujeres y 4 niños, acompañados por un
perro, que miran de frente a la cámara. La actitud de uno de estos individuos,
un varón adulto situado en medio de todos, transmite una sensación festiva: su
brazo extendido sujeta en la mano algo parecido a una botella, como si brindase,
mientras le dirige al fotógrafo unas palabras que despiertan la hilaridad de
los presentes.
Por
detrás del grupo se alza un faro, flanqueado por otros dos edificios, y un
mástil, con banderas de señalización ondeando al viento, cuya traviesa horizontal
sostiene dos figuras humanas. El firme, sobre el que asientan hombres y
edificios, está formado por matorrales entreverados en una superficie de
lapiaces.
Alguien
muy meticuloso, consciente de la importancia del momento, anotó discretamente
sobre el retrato, el lugar, la fecha y el nombre del autor de la fotografía, utilizando
una pluma. Leyendo de izquierda a derecha, las tres inscripciones dicen literalmente:
“Cabo de S. Antonio”, “N[1]. Ávila
fº”, y “8 Mayo 1894” .
La segunda, y tercera leyenda están escritas aprovechando el blanco calcáreo de
la roca.
En
nuestro deseo de profundizar en el conocimiento de la fotografía, recurrimos al
amigo Juan Codina. Gracias a su erudición, tuvimos conocimiento de que la
fotografía debió de tomarse con motivo de la inauguración del faro del Cabo de
San Antonio en Xàbia. Para corroborarlo nos proporcionó un apunte hemerográfico:
“1894 (1 de mayo) (Semáforo) se
inauguró el Semáforo del Cabo de San Antonio siendo el primer vigía D. José Tomás Zaragoza, de Villajoyosa, y
2º D. Vicente Moll Español, de
Jávea. Fue construido del 1892
a 1894 por el maestro de obras José Cardona Salines, de ésta, bajo la dirección de los ingenieros
navales D. Felipe Briñas (que
hizo los planos y estudios), D. Alejo
Martorell y D. Carlos Halcón,
que dirigieron las obras”[2].
La
primera cuestión que nos planteamos al escribir este artículo fue la de intentar
averiguar, cómo llegó esta fotografía a mezclarse entre los papeles de Adolfo Salvá.
Era evidente que éste no era su primer propietario, Salvá sólo contaba con
nueve años de edad en 1894, y nuestra atención se focalizó en su padre, el
registrador de la propiedad José Salvá y Pont (Tàrbena, 1825 - Callosa d’en
Sarrià, 1896). José Salvá tenía relaciones familiares en Xàbia; su esposa,
Salvadora Ballester y Ballester, tenía una hermana, Ana María, casada con
Francisco Salvador Español, farmaceútico de Pedreguer nacido en Xàbia, cuyo
hermano José, también farmaceútico, ejercía la profesión en Xàbia.
José Salvá y Pont (Tàrbena, 1825 - Callosa d’en Sarrià, 1896).
Fotografía de J. Marosi (Novelda).
El
segundo interrogante que nos surgió fue el de identificar al responsable de la
fotografía. Consultando la página de internet de la biblioteca valenciana, resolvimos
que las iniciales N. Ávila corresponden al fotógrafo Nemesio Ávila y Ginés[3].
Nuestra
curiosidad por “leer la fotografía” fue en aumento; buscando aquí y allá, y
gracias a los adelantos técnicos de los que en la actualidad disponemos, podemos
exponerle al lector de este artículo algunas noticias históricas sobre el
semáforo del Cabo de San Antonio hasta 1894, año en que Nemesio Ávila fijó para
la posteridad un acontecimiento digno de figurar en los anales pretéritos de Xàbia.
2. Breve genealogía del semáforo del Cabo
de San Antonio
El hito
fundacional de la historia contemporánea del alumbrado marítimo en España es la
creación, el 4 de enero de 1842, por el General Espartero, a la sazón regente
del Reino, de una Comisión de Faros, integrada
por ingenieros civiles y militares, dentro de la Dirección General de Caminos, Canales y Puertos.
Los
trabajos de esta Comisión se
plasmaron, ya en tiempos de Isabel II, en la redacción de un Plan General de Alumbrado Marítimo de las
Costas, Puertos de España e Islas Adyacentes, aprobado por Real Decreto el
13 de septiembre de 1847, que preveía la construcción de 45 faros de primer,
segundo y tercer orden, en un plazo de cuatro años.
Como
consecuencia de la ejecución de este Plan, el 6 de diciembre de 1851, se
licitaba en pública subasta la contratación para habilitar la torre vigía del
cabo de San Antonio de Xàbia como torre del faro, más la construcción de las
habitaciones correspondientes, con un presupuesto de 57.500 reales[4]. El
faro no empezó a funcionar hasta el 1º de enero de 1855; consistía en una luz
de color natural de aparato catadióptico de segundo orden, con eclipses de 30º
en 30º, y un alcance medio de 19
millas [5].
El 30
de octubre de 1861 se puso en marcha un nuevo faro en el Cabo de San Antonio.
En un emplazamiento distinto, aunque próximo al que ocupaba anteriormente, el
constructor Lepante erigió una torre cilíndrica blanca de 16 metros de altura, que
se alzaba 174,1 m
sobre el nivel del mar. Unida a la torre se anexó la habitación para los tres
torreros que exigía su servicio. La luz continuaba teniendo las mismas
características que el antiguo faro de la torre vigía[6].
Los
faros de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX eran muy similares:
un edificio generalmente de una planta, normalmente con dos viviendas para
sendos torreros y sus familias, y una torre para el fanal, de mayor o menor
altura según las necesidades del plano focal de la luz, sobre la cota del
terreno de asiento. Las torres podían estar situadas sobre el cuerpo de la
vivienda, semiempotradas a dos alturas, o francamente separadas[7].
A
partir de la década de los ochenta del siglo XIX se produjeron una serie de
adelantos técnicos, que fueron introduciéndose paulatinamente en el alumbrado
marítimo. Uno de estos cambios fue la sustitución de las lámparas mecánicas,
que utilizaban el aceite de oliva como combustible, por las del tipo Doty y
Maris, que llevaban incorporadas en su interior las mechas para la combustión y
empleaban parafina, lo que significó una mejora en el alumbrado nocturno.
Otro
perfeccionamiento se produjo en el sistema de destellos. Tradicionalmente las
rotaciones de las ópticas repetían las ráfagas de luz en intervalos de uno o
dos minutos. Conforme la velocidad de la navegación se fue acelerando se
requirió una disminución del tiempo de parpadeo, lo que se consiguió
reemplazando los rodillos de bronce cónicos por los cilíndricos; posteriormente
el sistema se sofisticó con los basamentos de flotador de mercurio y los de
juegos de bolas[8].
Es
también durante esta época cuando empieza a generalizarse un nuevo concepto en
el alumbrado marítimo: la estación electro – semafórica; se trataba de unificar
en un mismo punto estratégico dos funcionalidades de extrema necesidad en los
transportes y comunicaciones finiseculares. Según una definición contemporánea,
“una estación electro – semafórica es una casita
convenientemente colocada en un punto elevado y saliente de la costa; en ella
hay una estación telegráfica que comunica con la más próxima de la red general,
y en su parte más elevada un aparato que sirve para comunicar, por medio de
señales, con los buques que pueden cruzar a la vista”[9].
Es
verosímil pensar que los avances técnicos, unidos a la creciente pujanza
económica de la Marina
Alta y su incesante tráfico comercial, son los años dorados
de la exportación de la pasa, dejaron obsoleto el faro del Cabo de San Antonio.
Lo cierto es que en noviembre de 1883 se licitaron las
obras necesarias para la construcción de un edificio destinado a estación
electro – semafórica por la cantidad de 25.321,29 ptas[10].
Según testimonios de la época, en el año 1889 el semáforo
todavía no se había completado porque, entre otras cosas, los aparatos ópticos
y telegráficos no habían llegado desde su almacén en el Arsenal de Cartagena[11].
Para mayor abundamiento, el edificio presentaba una serie de inconvenientes
tanto para el cumplimiento de sus servicios, era demasiado bajo y dejaba
ángulos oscuros en la observación de los torreros[12],
como para la comodidad del personal, en la vivienda apenas cabían los dos
oficiales y el ordenanza destinados a este emplazamiento[13].
La estación resultó desastrosa y en el año 1892 “se dio por inútil, sin llegar
a prestar servicio”[14].
El
fracaso del semáforo proyectado el año 1883 forzó a la confección de una nueva
estación electrosemafórica en 1894. La redacción del plan fue encargada a Felipe
Briñas y Rueda (Guadix, 1864 – Barcelona, 1935), ingeniero primero de la Armada[15]. La
subasta de su construcción se verificó el 1º de mayo de 1893; justo un año
después se produjo su apertura pública[16].
Como ya
dejamos dicho, la construcción se adjudicó a José Cardona Salines[17]. Los
ingenieros directores fueron Carlos Halcón y Gutiérrez de Acuña, ingeniero
primero, y Alejo Martorell Guinjoán, ingeniero jefe de segunda clase, ambos
destinados en el Arsenal de Cartagena[18],
departamento marítimo del que dependían los faros de la costa alicantina.
De los
dos primeros vigías que estrenaron este semáforo sólo podemos aportar algunas
pinceladas biográficas sobre uno de ellos, Vicente Moll Español. Natural de Xàbia,
según Godofredo Cruañes, obtuvo la plaza para estudiar en la carrera de vigías
de semáforos en junio de 1887[19].
Alcanzó el grado de teniente de navío de la Armada , y fue Ayudante de la Comandancia de Marina
en Benidorm. Se casó en Sant Carles de la Ràpita con Josefina Llanes Rosales, hija de un
antiguo alcalde de esta localidad[20], a
la que quizás conociese estando destinado en el faro de esta localidad.
Como
colofón, queremos lanzar un reto a todos los amantes del pasado de Xàbia; éste
es, que se animen a redactar una historia exhaustiva sobre el faro del Cabo de
San Antonio, emblema superlativo de la ingeniería marítima de esta localidad. A
lo largo de su prolongada existencia, el faro, ha facilitado los transportes y
las comunicaciones por todo el Mediterráneo, salvando muchos barcos y vidas
humanas del naufragio; en definitiva, ha contribuido a hacer la comarca de la Marina más próspera y
accesible.
En Callosa d’en Sarrià, junio 2012
[2] Cruañes Signes, Godofredo,
“Efemérides históricas de la villa de Jábea”, Xàbiga, nº 1, 1986. pág.
77.
[3] Esta entidad posee entre sus fondos
tres fotografías de este autor, pertenecientes a la colección de José Huguet
Chanzá. La única que esta datada es de 1899.
[4] Diario
Oficial de Avisos de Madrid, 26 de octubre de 1851.
[5] Noticia
de los faros, fanales y luces de puerto de las Costas de España en el Oceáno y
Mediterráneo, islas adyacentes, y posesiones en África y Ultramar, Madrid,
1856, pp. 20-21.
[6]; NAVAS GUTIÉRREZ, Mariano y MARTÍNEZ
TERCERO, Enrique, “El Faro alumbra la mar y marca la tierra”, Informes de la construcción, vol. 55, nº
489, enero-febrero 2004, p. 18.
[7] “Estado general del alumbrado
marítimo de las costas y puertos de España, islas adyacentes y posesiones de
África en 1º de junio de 1868” ;
Gaceta de Madrid, nº 286, 12 de
octubre de 1868.
[8] FERNÁNDEZ, Ángel J., “Historia de
los faros y del servicio de señales marítimas en España”, Monográfico por el centenario de la Revista e Obras Públicas, tomo I, Madrid,
1953, pp. 195-196.
[9] Revista
de Telégrafos, nº 15, 1 de julio de 1866.
[10] Gaceta
de Madrid, nº 323, 19 de Noviembre de 1883.
[11] La
Época, 22 de marzo de 1889.
[12] Noticia extractada de El Fomento de la Marina publicada en Las Provincias, 10 de octubre de 1885.
[13] Las
Provincias, 18 de mayo de 1887.
[14] La Ilustración Ibérica , 9 de junio de 1894, p.
355.
[15] Briñas tuvo una dilatada carrera
dentro del cuerpo de la Armada :
ingresó como alférez de número en 1885, y obtuvo el retiro siendo general de
brigada al cumplir la edad reglamentaria en 1928. Desempeñó destinos y comisiones
tanto en el exterior (Filipinas, Hong Kong y Francia), como en la península,
donde fue ingeniero jefe en el dique de Mahón y Jefe del Ramo de ingenieros del
arsenal de Cartagena. A lo largo de su exitosa vida profesional fue premiado
con diversas condecoraciones y cruces: Mérito Naval, Medalla de Alfonso XIII y la Gran Cruz de San
Hermenegildo; Gaceta de Madrid, nº
49, 18 de febrero de 1923; nº 322, 18 de noviembre de 1926; nº 153, 1 de junio
de 1928. Dato de la defunción en ABC,
16 de mayo de 1935.
[16] El
Correo Militar, 7-04-1893.
[17] Mestre
d’obres, a los 37 años obtiene el título de Agrimensor en la Academia de Bellas Artes
de Valencia, según consta en el Archivo de la Universidad de
Valencia. Construyó las 13 capillitas del vía crucis del Calvario. Levantó los
planos topográficos de la
Colonia Agrícola Portichol
(El Progreso. 16 de julio de 1885). Falleció el 22 de septiembre de 1911 en
la Barranquera
a los 81 años de edad. Tatarabuelo de Juan Bta. Codina Bas. Datos
facilitados por Juan Bta. Codina Bas.
[18] Guía
oficial de España, 1894, p. 543.
[19] El
Liberal: diario político y de intereses materiales, Año II, nº 430, 24 de
junio de 1887.
[20] Diario
de Tortosa, 24-04-1913.
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