"La milicia nacional en Xàbia, año
1839"
por
Joaquín Ronda Pérez y María Francia Galiana Botellahttp://orcid.org/0000-0002-4230-4075 http://orcid.org/0000-0003-3799-868X
(Artículo publicado en la Revista Festes Patronals Mare de Déu de Loreto
2013 - Duanes de la Mar - Xàbia)
La milicia nacional tuvo
su germen en las partidas armadas de ciudadanos durante la Guerra de la
Independencia. Institucionalizada por la Constitución de 1812, y reglamentada
por la Ordenanza de 1822, se la revistió de un carácter popular y municipal:
cada pueblo tenía su milicia local, cuyo ayuntamiento era el encargado de
gestionar el alistamiento de todos los varones entre los 18 y 50 años, y eran
los propios nacionales los electores de su oficialidad.
En contraposición al
ejército nacional, que era permanente, la milicia nacional tuvo como rasgo
distintivo su temporalidad: los milicianos, durante el tiempo de su servicio,
continuaban desempeñando sus oficios respectivos, aunque asumían la obligación
de realizar la instrucción los días festivos.
El devenir de la milicia
nacional permaneció ligado al ala más progresista del liberalismo español;
abolida por Fernando VII, que creó un cuerpo alternativo denominado los
voluntarios realistas, fue recuperada durante el trienio liberal (1820-1823), e
implantada de nuevo por el gobierno progresista de Calatrava y Mendizábal en
agosto de 1836, tras amotinarse en pro de su advenimiento.
Las milicias nacionales
tuvieron un papel muy destacado en la persecución del carlismo y el
bandolerismo, en la instauración de la regencia del general Espartero
(1840-1843), y en la revolución de 1854 que dio principio al bienio progresista
(1854-1856). Fueron definitivamente disueltas por R.D. de 15 de agosto de 1856[1].
Uniformes de la milicia nacional[2]
(Fuente: RUIZ DE MORALES, Joaquín
(director), Historia de la milicia
nacional desde su creación hasta nuestros días, Madrid, 1855, pp. 580-581)
El día 4 de noviembre de
1839, D. Ramón Solano, comandante general y subinspector de la milicia nacional
de la provincia de Alicante, comunicaba desde Benissa a D. José Soler, alcalde
de Xàbia, la orden de reunir a los miembros del ayuntamiento a las seis de la
tarde del día siguiente para practicar el alistamiento de la milicia nacional
de Xàbia de ese año[3].
El motivo de la comisión
de Solano obedecía a las irregularidades detectadas por la Diputación en el
alistamiento practicado por el alcalde en septiembre de 1839. En el trasfondo,
se hallaba la pugna por el poder de la milicia nacional entre los dos partidos
presentes en la política local de Xàbia: el encabezado por Soler y D. Antonio
Catalá, asesor del ayuntamiento, que apoyaban a D. Juan Albi, capitán de la
milicia nacional de 1836, y el dirigido por D. Buenaventura Missi, abogado y teniente
primero de dicha milicia.
El documento en el que
basamos nuestro artículo es una transcripción de todas las sesiones que tuvieron
lugar en la sala capitular de la villa del 5 al 17 de noviembre, entre las nueve
de la mañana y las seis de la tarde, para la confección del alistamiento
general de 1839; la distribución de los admitidos entre las compañías números 4ª
y 5ª del batallón número 5 del partido de Dénia, comandado por D. José Antonio
Bolufer, y la elección de sus oficiales respectivos[4].
Durante el proceso,
estuvieron presentes todos los miembros de la corporación municipal de Xàbia
excepto D. Juan Bover, alcalde segundo, que se hallaba enfermo. Constituían el
ayuntamiento: D. José Soler, alcalde; D. Francisco Sapena, D. Gabriel Castell,
D. José Bolufer, D. Bartolomé Buigues, D. Francisco Catalá, y D. Marcos
Salvador, regidores, y D. Juan Albi, procurador síndico.
D. Francisco Pajarón, secretario
municipal, fue el encargado de confeccionar listas y redactar actas. La acción
de los miembros del ayuntamiento estuvo supervisada y ordenada por el subinspector
Solano y su secretario, D. José Guillem y Llobregat. La colocación de las
listas en sitio público y los anuncios al vecindario fueron encomendados al alguacil
pregonero Pedro Marsal.
Las primeras medidas
tomadas por Solano fueron dar de alta a los milicianos de 1836, año del
anterior alistamiento, y confeccionar un nuevo alistamiento de los varones de
18 a 50 años según el padrón de vecinos. En su conjunto fueron alistados 724
individuos: 70 de los antiguos milicianos y 654 nuevos alistados.
Los milicianos del año 36
realizaron un sufragio en el que salieron elegidos D. Buenaventura Missi, Blas
Ferrer, Jaime Moragues “mayor”, Francisco Gual y Bernardo Casabó. Estos
personajes, más los integrantes de la corporación municipal, constituyeron la
junta de calificación, organismo encargado de evaluar las reclamaciones,
idoneidad física, y posibilidades de renta económica[5] de
los nuevos alistados.
Fueron desestimados por
ser difuntos, tres individuos; por hallarse fuera de Xàbia, cinco; por
inutilidad física, veintitrés; por motivos económicos, trescientos cincuenta y
seis y por otros motivos, once. Todos los milicianos del 36, más un conjunto de
nuevos alistados hasta llegar a la cifra de 150, fueron destinados a la
compañía nº 5. La compañía nº 4 la conformaron 144 nuevos miembros.
Para consultar el cuadro completo de
los milicianos que formaron parte de los alistamientos de 1836 y 1839, el grado
que alcanzaron, las compañías a las que pertenecieron y, en el caso de que los
alistados fueran excluidos del servicio, las razones por las que fueron
desestimados, el lector puede pinchar en el siguiente enlace: Milicia nacional.
El último día, 17 de
noviembre, se convocó a todos los milicianos en la plaza de la Constitución de
la villa para proceder al sufragio de oficiales de las dos compañías.
La elección de la nº 5 no
pudo hacerse efectiva porque no se alcanzó la mitad más uno de los sufragios; aún
así, a petición del comandante del batallón, D. José Antonio Bolufer, y de D.
Ramón Solano, se procedió al escrutinio de los oficiales. Salieron nominados D.
Buenaventura Missi, capitán; D. José Cabrera, primer teniente; D. José Bolufer
y Cruañes, segundo teniente; D. José Bolufer Pastor, segundo teniente; D.
Vicente Bolufer y Pastor, primer subteniente, y D. José Gronce y Tallender,
segundo subteniente.
Los resultados de la
votación de la compañía nº 4 dieron, como consecuencia, el siguiente cuadro de
oficiales: D. José Ramos, capitán; D. Carlos Cholbi y Zaragoza, primer
teniente; D. Manuel Álvarez de Toledo, segundo subteniente; D. Bernardo Casabó,
primer subteniente; D. Ángel Missi y D. Bernardo Cholbi, segundos subtenientes.
Al término del acta, se
presentó una protesta firmada por Jaime Cruañes y otros individuos, y una
certificación librada a petición de D. Juan Albi por Mateo Montaner, escribano
público, visada por el juez de primera instancia del partido, D. Jaime Soncase,
sobre causa criminal contra Ángel Missi, José Soler y Soler, José Sendra y
Antonio Albert sobre pendencia y heridas a Pedro Cardona y Bautista Cholbi,
cuyos documentos quedaron en poder del subinspector de la milicia.
[1] Para el estudio de la milicia nacional continúan
siendo canónicos los siguientes libros: PÉREZ GARZÓN, Juan Sisinio, Milicia nacional y revolución burguesa,
Madrid, 1978; y CHUST, Manuel, Ciudadanos
en armas. La milicia nacional en el País Valenciano, València, 1987.
[2] Según el artículo 86 de las Ordenanzas de la milicia
nacional, la infantería debía usar el color azul con cuello y vuelta carmesí, y
botón blanco; la artillería vestía igual a la infantería pero con botón dorado
y bomba en el cuello. Se debía usar sombrero o morrión, casaca o chaqueta,
pantalón o calzón con botín, según la costumbre de cada provincia. Los
milicianos debían llevar en el cuello de la chaqueta o casaca la inicial del
pueblo al que pertenecían. El gasto del uniforme era, salvo casos muy extremos,
a expensas del miliciano.
[3] El valenciano Ramón Solano era, en ese momento, la
máxima autoridad de la milicia nacional alicantina. Militar de carrera, llegó a
ser capitán general en Manila (Filipinas) donde falleció en 1860; Gaceta de Madrid, 10-11-1860, nº 315.
[4] Archivo de la Diputación Provincial de Alicante,
Sección Milicia Nacional, Signatura, GE-17262/2.
[5] Por unanimidad decidieron que fuesen comprendidos en
la milicia nacional aquellos que pagasen contribuciones directas por valor de
30 reales de vellón, el hijo del que pagase 40 reales, y dos de los hijos de
los que pagasen sus padres 60 reales por dicho concepto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario